Al evaluar intervenciones y cambios en el comportamiento de un niño, es importante asegurarse de que los efectos observados sean realmente debido a la intervención misma, y no influenciados por otros factores. En la investigación, nos referimos a estas influencias potenciales como amenazas a la validez interna. Aquí están algunas amenazas comunes a la validez interna que los padres y maestros deben conocer:
1. Historia
Qué es: Se refiere a cualquier evento o cambio que ocurre fuera del estudio, pero que podría afectar el resultado. Por ejemplo, el comportamiento de un niño puede mejorar o cambiar debido a un cambio en la familia, un nuevo maestro o alteraciones en la rutina, no solo por la intervención.
Por qué importa: Es importante considerar si algún evento externo ha influido en el comportamiento de un niño, lo que podría hacer parecer que la intervención es más o menos efectiva de lo que realmente es.
Ejemplo: Si el comportamiento de un estudiante mejora después de comenzar un nuevo sistema de recompensas en el aula, pero también después de que la familia haya experimentado un cambio positivo, como la llegada de un nuevo hermano, la mejora podría no estar directamente vinculada a la intervención.
2. Maduración
Qué es: La maduración se refiere a los cambios que ocurren de manera natural en un niño a lo largo del tiempo, simplemente debido al crecimiento y desarrollo. Por ejemplo, un niño puede volverse más maduro, independiente o capaz de concentrarse mejor simplemente por la edad o las experiencias de la vida, no por la intervención.
Por qué importa: La maduración puede hacer que parezca que una intervención está funcionando cuando, de hecho, los cambios se deben al proceso natural de crecimiento del niño.
Ejemplo: Un niño que tiene dificultades con la atención puede mostrar mejoras en su concentración durante el transcurso del año escolar, pero esas mejoras podrían ser solo debido al hecho de que está creciendo y no a la nueva estrategia de comportamiento que se está utilizando.
3. Otras amenazas a la validez interna:
Efectos de prueba: El simple hecho de tomar una prueba o evaluación varias veces puede afectar el rendimiento. Por ejemplo, un niño puede obtener mejores resultados en una segunda evaluación simplemente porque se ha familiarizado más con el proceso de evaluación.
Instrumentación: Cambios en la forma en que se mide la información, ya sea las herramientas usadas para rastrear el comportamiento o los diferentes observadores, pueden afectar los resultados.
Sesgo de selección: Si los participantes no se asignan aleatoriamente, puede haber diferencias inherentes entre los grupos que afectan los resultados, en lugar de la intervención misma.
Al estar al tanto de estas amenazas a la validez interna, los padres y maestros pueden evaluar con mayor precisión la efectividad de las intervenciones y evitar sacar conclusiones incorrectas sobre lo que está funcionando o no. Reconocer estos factores también ayuda cuando se discute el progreso de un niño con otros educadores o profesionales.
Comprender estas amenazas garantiza que las mejoras del niño sean genuinamente producto de la intervención, y no de otros factores no relacionados.
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